Innovación Social y Cambio Sistémico

por | Ago 11, 2025

Por: Josaphat Jarpa, Asesor de Proyectos y Sostenibilidad en Fundación Crescendo

Publicado con motivo del evento Conexión Crescendo, celebrado el 9 de agosto de 2025

A todos los nuevos voluntarios que se unen a este gran proyecto, les doy la más cordial bienvenida. El Barrio Gastronómico Inclusivo (BGI) es mucho más que una iniciativa de inclusión laboral; es la materialización de un profundo viaje de aprendizaje y una apuesta por una nueva forma de generar impacto social. Este artículo busca compartir con ustedes el «porqué» detrás de nuestro trabajo: el pensamiento sistémico, el marco conceptual que nos guía y que transforma cada una de las contribuciones en parte de un cambio profundo y duradero.

El camino de la Fundación Crescendo hacia la adopción de un enfoque de cambio sistémico ha sido un proceso evolutivo, marcado por la participación en iniciativas estratégicas que fortalecieron nuestra visión.

El punto de partida de esta trayectoria se sitúa entre mayo y junio de 2022, cuando, en representación de la fundación, fui seleccionado para participar en EMERGENTES 2022. Este programa, organizado por Fundación Colunga en colaboración con Fundación Ciudadanía Inteligente, IMAGO Global Grassroots y el Presencing Institute reunió a 100 líderes para trabajar en soluciones a desafíos nacionales, proporcionando un espacio crucial de innovación y networking.

Ese mismo año, el impulso se profundizó con la participación en el programa «Agentes de Cambio Inspirados por la Fe», organizdo por Ashoka y Trinity Church Wall Street. A partir de este espacio fuimos parte del proceso de co-fundar la Red Latinoamericana de Cooperación Interreligiosa en Discapacidad (RELACID), materializando la creación de una nueva red de cambio a nivel continental. Adicionalmente, fuimos parte del evento de lanzamiento del programa “Millones de Agentes de Cambio” de Ashoka Chile, en la embajada de Alemania.

La consolidación de este vínculo con Ashoka llegó en abril de 2023, cuando la Fundación Crescendo, en alianza con la Municipalidad de Ñuñoa, fue seleccionada para el Programa de Innovadores Locales (PIL). Impulsado por AYNI (una colaboración de la Red de Innovación Local, Colab UC, Nueva Educación y Ashoka), el PIL fue crucial para incubar el proyecto del BGI con una metodología de innovación social y cambio sistémico. Esta participación generó resultados rápidos y concretos: en mayo de 2023, la Municipalidad anunció oficialmente la creación del BGI en Plaza Ñuñoa, y para diciembre de 2023, el proyecto ya estaba publicado en el Marketplace de Soluciones Locales, estructurando su desarrollo a futuro.

¿Qué es el Pensamiento Sistémico? Los Fundamentos de Nuestro Enfoque

Para comprender la visión y el diseño del Barrio Gastronómico Inclusivo, es fundamental familiarizarse con el marco conceptual que guía nuestras acciones: el pensamiento sistémico.

No se trata de una simple metodología, sino de un cambio de paradigma en la forma de entender y resolver problemas complejos. En lugar de analizar las partes de un problema de forma aislada —un enfoque conocido como reduccionista—, el pensamiento sistémico se enfoca en la totalidad, prestando especial atención a las interconexiones, las relaciones y los patrones de cambio que definen a un sistema.

La premisa central es que un sistema posee propiedades emergentes que no se encuentran en ninguna de sus partes por separado; son el resultado de la interacción organizada de sus componentes. Por ello, el lema «el todo es mayor que la suma de sus partes» se queda corto; en realidad, el todo es fundamentalmente diferente de la suma de sus partes.

Nuestra mente tiende a pensar en cadenas de causa y efecto lineales (A causa B, B causa C). Sin embargo, los sistemas complejos rara vez funcionan así. El pensamiento sistémico nos introduce a la causalidad circular, donde las influencias fluyen en múltiples direcciones a través de bucles de retroalimentación (feedback loops), que son los verdaderos motores del comportamiento del sistema. Comprenderlos es clave para el diagnóstico. Existen dos tipos principales:

Bucles de Refuerzo (Positivos): Son estructuras dentro de un sistema que amplifican las variaciones iniciales, generando un efecto acumulativo similar a una “bola de nieve”. Esto conduce a crecimientos o declives de carácter exponencial, dependiendo de la dirección del cambio. En el ámbito económico, un ejemplo claro es una guerra de precios: cuando una empresa reduce sus precios para ganar mercado, sus competidores responden con rebajas similares, lo que intensifica la competencia y refuerza la tendencia a la baja en los precios.

Bucles de Equilibrio (Negativos): Son mecanismos de retroalimentación que actúan para estabilizar un sistema, manteniéndolo cercano a una meta u objetivo predeterminado. Funcionan corrigiendo desviaciones y reduciendo las diferencias entre la situación actual y el estado deseado. Un ejemplo cotidiano es el termostato de un calefactor: si la temperatura ambiente cae por debajo del valor establecido, el sistema activa la calefacción para disminuir la brecha; al alcanzar la temperatura objetivo, la calefacción se apaga, evitando que el sistema se sobrepase.

La interacción entre estos bucles, a menudo con demoras que pueden provocar sobrecorrecciones, explica la dinámica de casi todos los sistemas complejos.

Para visualizar y diagnosticar las dinámicas que no siempre son evidentes, utilizamos la Teoría del Iceberg. Esta herramienta nos recuerda que lo que observamos —los problemas visibles— es solo la punta de una estructura mucho más profunda que los sostiene.

1. Eventos (La punta visible): Son los síntomas o sucesos que experimentamos directamente, como la alta tasa de desempleo de personas con discapacidad intelectual (PcDI). Las soluciones en este nivel suelen ser reactivas, superficiales y temporales.

2. Patrones (Bajo la superficie): Son las pautas y tendencias que se repiten a lo largo del tiempo. Detectarlos nos permite anticipar problemas y prevenir su repetición. Por ejemplo, un patrón de exclusión laboral que persiste pese a cambios en la economía o en las leyes.

3. Estructuras (Más profundo): Son las causas sistémicas que generan y mantienen los patrones. Incluyen aspectos físicos, organizacionales, políticos y culturales, como leyes de inclusión ineficaces, falta de coordinación entre actores y entornos laborales poco preparados.

4. Modelos mentales (La base): El nivel más profundo y difícil de transformar. Aquí residen las creencias, valores y suposiciones que sostienen todo el sistema, como los prejuicios sobre la capacidad productiva de las PcDI o la idea de que su inclusión es un acto de caridad y no un derecho.

El cambio sistémico busca actuar precisamente en estas capas profundas —especialmente en las estructuras y modelos mentales—, porque es ahí donde se generan transformaciones reales y sostenibles. La meta no es “arreglar” una pieza rota, sino rediseñar la estructura de interrelaciones que produce el comportamiento no deseado.

En este proceso, un concepto clave son los puntos de apalancamiento (leverage points): lugares estratégicos dentro de un sistema donde una intervención pequeña y bien dirigida puede provocar cambios de gran escala.

El Barrio Gastronómico Inclusivo (BGI) es un ejemplo concreto de este enfoque. En lugar de quedarse en el síntoma —la falta de empleo para PcDI—, la iniciativa se adentra en las causas profundas para transformar todo el ecosistema gastronómico de Plaza Ñuñoa. Aplicando la Teoría del Iceberg, el proyecto aborda cada capa del problema:

Evento (la punta): Alta tasa de desempleo y baja participación económica de las PcDI.

Estructuras: Barreras como la brecha educacional, ausencia de apoyos coordinados, ineficacia en la implementación de la Ley de Inclusión Laboral y prejuicios empresariales.

Modelos mentales: Creencias que ven a las PcDI como sujetos pasivos o beneficiarios de asistencia, y la percepción de la inclusión como un costo o un acto filantrópico, en lugar de un valor competitivo y un derecho.

Así, el BGI no solo crea oportunidades laborales, sino que busca reprogramar la lógica del sistema, para que la inclusión deje de ser una excepción y pase a ser parte natural del tejido económico y social del barrio.

A diferencia de los enfoques tradicionales, que tienden a reaccionar frente a los síntomas visibles, el pensamiento sistémico busca identificar y transformar las dinámicas estructurales y culturales que los generan.

Todo sistema está perfectamente diseñado para producir los resultados que produce. Si queremos resultados distintos, no basta con actuar sobre las consecuencias: debemos rediseñar el sistema.

En contextos como el del Barrio Gastronómico Inclusivo (BGI), pensar sistémicamente significa reconocer que la falta de empleo para PcDI no se debe solo a la ausencia de vacantes. Es el resultado de un conjunto interdependiente de barreras: educativas, culturales, legales y económicas.

Abordar una sola de estas barreras sin actuar sobre las demás limitaría el impacto y, en el tiempo, el sistema volvería a producir exclusión.

El pensamiento sistémico también nos ayuda a diferenciar la naturaleza y alcance de nuestras acciones:

  1. Impacto directo: resolver necesidades inmediatas de forma puntual. Ej.: contratar a una persona con discapacidad para un puesto específico.
  2. Impacto directo amplificado: escalar esa acción para llegar a más personas. Ej.: varias empresas contratando a PcDI.
  3. Cambio sistémico: transformar las reglas, incentivos y relaciones para que el sistema funcione de manera más inclusiva por diseño. Ej.: modificar normativas, diseñar modelos colaborativos, generar incentivos económicos para la inclusión.
  4. Cambio de mentalidad: lograr que la inclusión sea un valor cultural y un estándar social, más allá de la obligación legal.

El pensamiento sistémico es una práctica constante que requiere escucha activa, visión de largo plazo y disposición a co-crear.

En el contexto del BGI, nos permite pasar de medidas paliativas a transformaciones sostenibles, creando un ecosistema gastronómico donde la inclusión no sea un esfuerzo excepcional, sino una característica natural y permanente del sistema.

El BGI buscar aumentar el impacto directo (conseguir un empleo para una persona) para operar en el nivel de cambio sistémico, transformando las reglas, roles y relaciones del sistema gastronómico local.

  1. Transformando las Estructuras:
    1. Creación de un ecosistema colaborativo: El motor del proyecto fue «Hub de Inclusión – Laboratorio de Innovación Social», un espacio donde 140 actores de diversos sectores co-diseñan el modelo. Esta alianza rompe la fragmentación de los servicios de apoyo.
    1. Diseño de un modelo escalable: Un objetivo central es la creación de una «Guía de Gestión para Barrios Gastronómicos Inclusivos», diseñada para que otras comunidades puedan adaptar el modelo.
    1. Impulso a nuevos modelos económicos: Se fomenta la creación de una cooperativa de trabajo integrada por los propios usuarios y sus familias, creando estructuras económicas sostenibles.
  2. Cambiando los modelos mentales:
    1. De receptores a co-creadores: A través de los Hubs de Inclusión, las personas con discapacidad y sus familias no son beneficiarios pasivos, sino actores centrales en el diseño de la solución. Este cambio en la dinámica de poder redefine su rol de «objetos de asistencia» a «sujetos de derechos».
    1. Sensibilización y fortalecimiento comunitario: Se utilizan eventos como el Festival de la Economía Solidaria e Inclusiva (FESI) y campañas como «Martes de Inclusión» para educar a la comunidad, derribando prejuicios.
    1. De la caridad al valor agregado: El gran desafío es transformar la percepción de la inclusión, dejando atrás la mirada asistencialista para reconocerla como un verdadero valor agregado. La inclusión no solo humaniza el entorno, sino que también potencia la calidad, la experiencia y la competitividad del barrio, impulsada por el poder tangible de la amabilidad.

El Barrio Gastronómico Inclusivo, por tanto, no es simplemente un proyecto para crear empleos. Es una intervención diseñada en un punto de apalancamiento clave: la intersección del comercio local, la comunidad y la política pública. Al cambiar las estructuras de colaboración y los modelos mentales sobre la inclusión en este ecosistema, aspiramos a generar un impacto que sea replicable, sostenible y que se fortalezca a sí mismo con el tiempo.

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